Epistemología y ética
La especie humana, al igual que el resto de las especies que pueblan la Tierra, es
un producto de la evolución. La teoría evolutiva actual nos enseña que las
características distintivas de las diversas especies son adaptaciones conseguidas
mediante el proceso acumulativo de la selección natural. M. Ruse, filósofo canadiense
experto en biología evolutiva, se lamenta de que enfoques filosóficos sobre la
naturaleza humana, tales como el del estudio del conocimiento (epistemología) y el de la
moral (ética), no hayan sido considerados bajo la perspectiva que nos ofrece la biología
evolutiva actual.
El punto de partida del autor es
claro: si somos el resultado de la selección natural, entonces nuestras características
distintivas deben reflejar que son consecuencias de dicho proceso. En su libro
"Tomándose a Darwin en serio", Ruse se pregunta cuál es la verdadera
naturaleza del conocimiento y la moralidad. Lejos de las explicaciones idealistas de
muchos filósofos, para este autor tanto las facultades cognoscitivas como las de
valoración moral son adaptaciones biológicas. Han sido producidas por la selección
natural por su efecto directo sobre la supervivencia y reproducción ("fitness")
de nuestra especie. Estas adaptaciones se caracterizan por su flexibilidad. No se heredan
de forma rígida, sino como una serie de líneas maestras o constricciones innatas
enraizadas en el patrimonio genético de nuestra especie (reglas epigenéticas).
Para Ruse, la lógica y sus
inferencias, así como las matemáticas, no son ajenas a la lucha por la vida y la
reproducción. Dos tigres han entrado en una cueva donde habita un homínido y después de
un tiempo, sólo uno de ellos ha salido. ¿Es la cueva un lugar seguro? Está claro que
aquel homínido que razonara según reglas innatas que "2 - 1=1" tendría una
ventaja selectiva sobre el que pensara que "2- 1=0". Esto no significa que haya
una regla epigenética para todas las afirmaciones de la lógica y las matemáticas. Las
matemáticas y las lógicas avanzadas son sólo un epifenómeno del conjunto de enunciados
y reglas más simples que tienen un fundamento biológico.
Hablemos ahora del comportamiento
humano. Consideremos el caso de la evitación del incesto entre hermano-hermana. Parece
que este comportamiento se basa en un alto grado de inhibición desarrollado durante la
estrecha asociación doméstica en los primeros seis años de vida. Puesto que esta regla
epigenética se da a través de las más diversas culturas y es suficientemente fuerte
como para superar las variaciones sociales, es razonable suponer que la norma tiene una
base genética. El incesto resulta en altas tasas de homocigosis, lo cual significa más
enfermedad hereditaria y muerte temprana de la descendencia. Está claro que una regla
comportamental de este tipo, que conduce a más altas tasas de supervivencia, será
favorecida por la selección natural.
En este sentido, el trabajo de Ruse
constituye una aportación original y rigurosa a la epistemología y a la ética. Un punto
general que desarrolla el autor es el de la necesidad de nuestra lógica y nuestra moral.
Tenemos una fuerte tendencia a pensar que nuestros principios lógicos y morales no pueden
ser de otra forma, es decir, son, como las ideas platónicas, necesarios. Ahora bien, si
nuestras reglas genéticas son adaptaciones, y si las adaptaciones son contingentes,
resultado de sucesos selectivos únicos, no tenemos por qué pensar que las reglas
epigenéticas sean necesarias. En este punto, Ruse diverge de otras teorías e
interpretaciones que no se atreven a llevar tan lejos este tipo de razonamientos.
La pregunta que surge ante los
hechos expuestos anteriormente es clave: si la evolución nos hubiera conducido por otros
caminos a la inteligencia y a la sociabilidad, o si éstas han sucedido en otros planetas,
¿cabría esperar las mismas reglas epigenéticas para el conocimiento y el
comportamiento? Quizá no, nos dice Ruse, pues la verdadera esencia del proceso darwiniano
es su contingencia. Como Ruse señala, y aunque quedan todavía muchos aspectos por
desarrollar, "gracias al darwinismo encontramos el camino hacia una representación
global y coherente de la naturaleza humana".
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selección natural"